viernes, 6 de mayo de 2022

Viviendo llegó otra primavera

Alejarse del entorno plácido que he conseguido crear con esfuerzo denodado no ha sido fácil. Se hacen los pies a los caminos de recorrido repetido, con surcos hondos donde se acumula una energia espesa como lodo. El aire parece el mismo y golpea mi silueta dándole relieve. Sol ligero, enciende en mi pelo el rojo teñido que oculta ya esas canas de la edad que tengo y apenas reconozco. Todo gira entorno a la primavera reventada de flores y de cantos. Soy consciente de trinos que caracolean en el oido y me hacen cosquillas, a veces los atrapo con un gesto para seguir oyendo esa música mientras ando. Sin más equipaje que la piel devoro el mundo a dentelladas mudas, hinco miradas allá donde cae la tarde desmayada y me dejo llevar porque la vida es pequeña, corta y merece la honra de momentos felices. Todos fuera comentan esa locura atrevida que a veces destilo y me perfuma. No saben todo, no saben nada. Ese fragor que ruge y me salta a los ojos y a las manos es el causante de que siga adelante con los sueños. El mar lejano con vientre de navíos paridor de tesoros; islas tortuga de arena blanca con agujeros redondos y perfectos donde duermen cangrejos ermitaños con sirenas; pueblos que huelen a pan y a leña y alojan en sus piedras antiguas murmullos, voces, ecos; la soledad del bosque con sus dedos de árbol tocando el cielo roto de nubes y encharcado de hojas. Todo alborota el hueco de mi alma, esa que intento adornar con pinceladas ligeras de ternura. Llegó otra primavera.

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