sábado, 3 de septiembre de 2022

RENACER

Rasca el sol en el flanco que le muestro mientras paseamos por la mañana a la orilla de un mar sereno que nos moja los pies. Rutina bendita que me alivia la respiración que entra sola a un ritmo vago, sosegado y ligero a mis pulmones agradecidos. Echaré en falta estos momentos cuando vuelva a la vida laboral, al despertar bajo toque de corneta imaginaria antes que el mismo sol se digne aparecer por el horizonte de casas, edificios y carretera mientras espero el bus a la estación. Inmisericorde forma de empezar, forzada por la obligación, ¿de algo hay que vivir!, y eso que mi trabajo me apasiona, me llena, pero la energia, las fuerzas y la capacidad van mermando con el paso de los años, mis ojos, mis manos y mi alma buscan algo más.Y ese algo está dentro, en las entrañas, en el nido que he construido con la imaginación donde late incansable mi corazón. Hay que entrar en nuevos estados, esas cosquillas que te retuercen y a las que hay inevitablemente que prestar atención; atención plena, sin dispersión, sin excusas, sin dudas. Esas son las claves para verte por dentro. Aún en la niebla espesa,
tengo esperanza de poder llegar a atravesarla, con paciencia, sin llamar a la prisa ni caer en el desanimo, salir de su cárcel sin barrotes aparentes pero que dificultan y traban el camino que quiero empezar a recorrer. Estoy enormemente agradecida al renacer que atisbo delante de mí. Hasta aquí han habido roturas, quiebras, fracturas emocionales, algunas inadvertidas a las que no queria dar protagonismo; pero si no les pones luz, sino las enfocas, te engullen. Y ahora me doy cuenta y las acojo, las miro e incorporo como ese aprendizaje doloroso pero necesario que me han traido y conforma lo que soy ahora. Todavia estoy embrionaria, recibo mensajes ajenos pero muy cercanos que me hacen dudar de si así beneficio a los que más quiero, a los que más necesito y me importan. Y ahí voy, tambaleante, insegura pero decidida al cambio, a mejorar, a agrandar mi luz y la de los que alrededor de mí la buscan. Alcanzar la paz, la coherencia y abrazar el amor en toda su grandeza.

AGOSTO

Tormentas con granizo fuera, busqueda de calma y sosiego dentro. Aún retoza en mis ojos cerrados, una mar azul en susurros de agua, revuelta de arena y espuma con ese olor a sal que atraviesa mis carnes, Nada ahi que mejore ese despertar temprano en su orilla, marcando huellas que van y vienen con el oleaje; las piedras y las conchas ofrendas al sol que evito pisar y admiro sonriente, puro disfrute de los sentidos. Cada dia igual y cada dia diferente, la luz filtrada entre las nubes llega a la superficie del agua y juega a sacar destellos de colores, la combierte en plata iridiscente que me obliga a mirar el milagro de soslayo, en un guiño, abriendo apenas los párpados para no dañarme. Y el runrún que no cesa de fondo, abanicando mi oido, susurrando legendarias historias que cabalgan en su lomo de espuma. Todo me envuelve y aunque ha quedado atrás esa rutina mágica de las mañanas de agosto, siento aún su poder y es bajo su influjo que afronto el devenir que espera, agazapado detrás del domingo, de vuelta al trabajo.