martes, 29 de marzo de 2022

Pulgarcito

El camino se pone cuesta arriba. Sin querer miro al suelo en busca de las migas de pan de aquel personaje infantil de cuento, que me lleven a una salida digna del laberinto o ciénaga donde estoy metida. Vericuetos emocionales y físicos, tropezones, pedruscos, puro lodazal donde me hundo sin remedio, apenas intento encontrar el porqué de tanta inquina, de tanto rencor y de tanto desprestigio. No hay vida que aguante el peso de la basura acarreada por personajes oscuros y llenos de rabia, o puede que envidia, o soberbia o todo junto. Y mientras tanto fuera se libran guerras y una avalancha de gente que ayer compartía dichas y desdichas similares a las nuestras, huye con lo puesto y un giro rotundo y siniestro de sus vidas como atillo. Rídicula posición la mia ante ese devenir de la fortuna, por eso aunque Pulgarcito ha decidido comerse a dos carrillos ese pan promesa de salvación y me deja desamparada y sin pistas en la casilla de salida, he decidido mirar un poco más arriba, donde se abre la primavera en explosión de flores, allá en las riberas, en mi trozo de jardín, en las macetas y poner una sonrisa lúcida y sentida en mi cara, mientras un sol tibio que señorea un cielo entretejido de nubes me calienta la piel y un poco, sólo un poco, el alma.