miércoles, 16 de noviembre de 2011

Méjico

Se quebró el aire.
Piruetas invisibles como soplos
juegan con mi cabello hecho erizo.
Una bala blanca cruza selvas tupidas
y sortea ligera obstáculos caídos.
Azul y nubes blancas,
mariposas, lirios, cocos,
plátanos y bananas, duraznos,
papayas, mango, manila, aguacate.
guayabas, sandía, melón,
crujientes de sabor.
Arroba y desencaja la caliente humedad
que nos rodea, adormeces,
la hamaca se columpia
y deja como un beso,
una erótoca insinuación,
un susurro sensual de acogida y ensueño.
Es otra mirada la que dejo
en la hierba, una mirada gris
que no quiero llevarme.
El verde está inyectado en mi piel dolorida
por cientos de mosquitos,
su veneno picante ha despertado en mí
una explosión de rojos,
una explosión de sangre.
El aliento del trópico
se ciñe a mi cintura y me devora,
hecha jirones vuelo al encuentro
de un atardecer violeta y rosa,
donde se esconde el sol ardiente y mago
que trás el mar, muy lejos,
bosteza y abre quedo
la puerta al otro dia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario