viernes, 7 de septiembre de 2012

Calor

Se mueven ligeros los  mechones de hojas de la encina; hay brisa y calor, la tarde busca el sueño atronando a bostezos.
En mi mecedora encuentro el hueco amable donde acurrucarme y dormir.
Estáis muy lejos, en otro sueño o tal vez ya ahuyentando su efecto bajo el agua fresca de la mañana. Cuba y el mar; un sabor a sal y sudor me sube a los labios en un recuerdo viejo, ¡cómo os hecho de menos!
Me ciño de ciudad y salgo sin miedo a que me devore. Hace tanto de entonces...Trajino las calles, una a una, soporto el peso incierto de ese camino de cielo que serpentea por encima de mi cabeza, sin miedo rompo las voces, los gestos, ese ir y venir anónimo que puebla cada centímetro del espacio que recorro. ¡Que agridulce poder volver a ser yo pero sin vosotros! Todo ha cambiado, el entorno, las caras que analizo, las esquinas, los ruidos; noto que no encajo, desentono, un rictus de pesar se coloca y asienta en mi boca. Fluir es mi deseo pero soy animal de agarre, cuesta dejarse llevar, ¡terrible ancla!
Mañana es quince, te imagino feliz, caballero abanderado, capitán de la tropa rumbo a rincones llenos de belleza, temblando con la música que sube de la tierra como un calambre y se afinca segura a las caderas. Te imagino feliz, cubriendo un hambre antiguo de delicias soñadas: dulce de coco, batido de guanábana, arroz con leche, masitas de puerco fritas...Delicado manto donde airear la entraña intoxicada.
En catorce años, este es el primero que no soplamos juntos las velas del barco en que vamos navegando. Un océano nos separa,una vida nos une, buscamos un proyecto, avivar la ilusión, ahuyentar el tedio y la rutina, despertar la ternura y a poco que se pueda enhebrar el deseo.
Voy a andar porque así se aclaran las brumas de mi alma. El paso que marco con fuerza y ruido en el asfalto es para mí, como la rueca para la hilandera, una forma eficaz de desenredar la maraña que espesa en mi pobre cabeza.
Son casi 50 años, media vida, el cauce cambia de inclinación y no se si me gusta. Hay cosas que debo abandonar, la cuneta está llena de ellas,y no es nada fácil.
Mañana y hoy, con pasado, ahora que la tarde cae, quiero levantarme y salir, desde este adentro doliente, para afirmar que aún hay aliento y pálpito y que no me rindo y que aún sueño y que no dejo de amaros (amarte) hasta los huesos.

Agosto 2012

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